Los animales de cría tienen una temperatura de «confort»
La temperatura de confort es la zona de neutralidad térmica. Fuera de esta zona, el animal tiene que invertir energía para mantener su temperatura corporal estable. Como consecuencia, se produce un descenso de la producción.
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Además, el estrés térmico también provoca una disminución de la inmunidad, lo que hace a los animales más sensibles a las agresiones externas. En algunos casos, la termorregulación también puede provocar cambios de comportamiento. Por ejemplo, aumento de la frecuencia respiratoria, animales inquietos, etc. El estrés térmico también afecta a la reproducción, tanto de los machos como de las hembras, con una disminución de la fertilidad.